
Richard “Tombstone” Jackson es una leyenda olvidada del fútbol americano, un defensor tremendo cuya carrera, aunque breve, dejó una marca imborrable en la NFL y la AFL. Conocido por su intensidad, innovaciones tácticas como el “head slap” y una presencia intimidante, Jackson brilló como defensive end, especialmente con los Denver Broncos. Sin embargo, su historia está íntimamente ligada a los Oakland Raiders y a Al Davis, quien lamentó durante décadas una decisión.
Los inicios de Tombstone Jackson
Nacido el 22 de julio de 1941 en Nueva Orleans, Louisiana, Richard Samuel Jackson creció en un vecindario difícil de Algiers. Su apodo “Tombstone” (lápida) surgió, según la leyenda, porque el campo de su escuela secundaria, L.B. Landry, colindaba con un cementerio de bomberos. Jackson destacó en fútbol americano y atletismo en Southern University, donde estableció récords en lanzamiento de peso y disco. A pesar de su talento, no fue seleccionado en el Draft de 1966 debido a la lenta integración racial en la NFL, pero la AFL, más progresista, le abrió las puertas.
Jackson firmó como agente libre con los Oakland Raiders en 1966, una decisión que marcaría el inicio de su carrera profesional y su conexión con Al Davis, entonces entrenador y gerente general de la franquicia.
Un breve paso por los Raiders
La estancia de Jackson en los Raiders fue corta pero significativa. En 1966, jugó cinco partidos como linebacker, principalmente en equipos especiales, sin iniciar como titular. A sus 25 años, mostró destellos de su velocidad y agresividad, pero los Raiders, bajo la dirección de Davis, no encontraron el rol ideal para él. En ese momento, Davis estaba transformando a los Raiders en una potencia de la AFL, pero no reconoció el potencial de Jackson como defensive end.
En julio de 1967, Davis cometió lo que él mismo llamaría su mayor error: incluyó a Jackson en un intercambio con los Denver Broncos. Los Raiders enviaron a Jackson, Ray Schmautz y Richard Tyson a cambio de Lionel Taylor y Jerry Sturm. Taylor, un receptor All-Pro en declive, nunca jugó para Oakland, mientras que Jackson se convirtió en una estrella en Denver. Este intercambio, según diversos informes, fue una decisión que Davis lamentó profundamente durante años.
Duración en los Raiders: Jackson estuvo con los Raiders solo durante la temporada de 1966, participando en cinco partidos antes de ser traspasado.
Mientras los Raiders construían una dinastía en los años 70, Jackson se convirtió en el mejor defensive end de la AFL, superando a rivales como Jim Otto y Gene Upshaw, ambos Raiders y miembros del Salón de la Fama, en enfrentamientos memorables.
El impacto de este error fue significativo para los Raiders. Aunque Oakland ganó tres Super Bowls bajo Davis, la ausencia de un talento como Jackson pudo haberles dado aún más éxitos. Paul Zimmerman, experto de Sports Illustrated, afirmó que Jackson era “quizás el mejor defensive end y pass rusher que he visto“.
La relación con Al Davis
La relación entre Tombstone Jackson y Al Davis fue compleja, marcada por un respeto mutuo pero también por el arrepentimiento de Davis. Como líder de los Raiders, Davis era conocido por su visión para identificar talento y su filosofía de “Just win, baby“. Sin embargo, subestimar a Jackson fue un raro desliz en su carrera.
En 2006, Davis expresó públicamente su admiración por Jackson, afirmando: “Es el mejor jugador que los Broncos han tenido jamás“. En otra ocasión, Davis dijo: “Es uno de los jugadores que pasaron por el fútbol profesional que fueron verdaderamente grandiosos. Verdaderamente grandiosos, pero solo serán reconocidos como tales por sus pares y en la memoria” Estas declaraciones reflejan el remordimiento de Davis por haber dejado escapar a un talento generacional.
A lo largo de los años, Davis mantuvo contacto con Jackson y, según informes diversos, le expresó personalmente su arrepentimiento por el intercambio. Esta conexión se mantuvo incluso después de que Jackson se retirara, lo que subraya el impacto que tuvo en la psique de Davis. La decisión de traspasarlo se convirtió en una lección para Davis, quien rara vez volvió a cometer errores similares en la evaluación de talento.
El ascenso de Tombstone en Denver
Tras llegar a Denver en 1967, el entrenador Lou Saban cambió a Jackson de linebacker a defensive end, un movimiento que desató su potencial. Con 6’3” y cerca de 260 libras, combinado con una velocidad de velocista, Jackson se convirtió en una fuerza imparable. Entre 1968 y 1970, acumuló 31 o 33 sacks(según diferentes conteos no oficiales), liderando la AFL en 1969 con 11 o 12.5 sacks. Fue nombrado All-Pro de primera equipo tres años consecutivos (1968-1970) y seleccionado al Pro Bowl en 1969 y 1970.
Jackson innovó con técnicas como el “head slap” (golpe a la cabeza del liniero ofensivo) y el “halo spinner”, movimientos que desorientaban a sus rivales. Aunque Deacon Jones es a menudo acreditado por el head slap, Jackson afirmó ser su creador. Su impacto fue tal que el exquarterback Len Dawson(Lenny The Cool) dijo: “Cuando pienso en él, pienso en dolor“.
El casco roto de Hayhoe
En un partido de 1971 contra los Green Bay Packers, Jackson protagonizó una de las jugadas más legendarias de su carrera. El tackle ofensivo Bill Hayhoe había estado dominando al novato Lyle Alzado, compañero de Jackson. Como “enforcer” del equipo, Jackson cambió de posición para enfrentarlo. Con un head slap devastador, partió el casco de Hayhoe, dejándolo ensangrentado y necesitando ayuda para salir del campo. Lyle Alzado relató esta historia en su libro Mile High, describiendo a Jackson como “el hombre más duro que jamás conocí”.
Lesiones y el final de su carrera
La carrera de Jackson se vio limitada por una grave lesión de rodilla en 1971 contra los Philadelphia Eagles, que lo dejó fuera el resto de la temporada. En 1972, los Broncos lo traspasaron a los Cleveland Browns, donde jugó 10 partidos y participó en su único partido de playoffs, una derrota 20-14 ante los Miami Dolphins. La lesión lo obligó a retirarse a los 31 años, con un total de 43 o 45 sacks en su carrera.
A pesar de su corta trayectoria, el impacto de Jackson fue inmenso. Fue incluido en el Anillo de la Fama de los Broncos y en el Equipo del 50 Aniversario de la franquicia. Sin embargo, su exclusión del Salón de la Fama de la NFL sigue siendo debatida, con expertos como Zimmerman argumentando que su grandeza merece reconocimiento.
El enfrentamiento con Namath
En 1969, Jackson enfrentó a los New York Jets y a su estrella Joe Namath, quien buscaba vengarse de una derrota previa ante Denver. Jackson dominó el juego, capturando a Namath dos veces y liderando a los Broncos a una victoria 21-19. El entrenador de los Jets, Weeb Ewbank, admitió: “Ese Jackson fue demasiado para nosotros. Es un gran end“. Esta actuación consolidó la reputación de Jackson como un destructor de quarterbacks.
Legado y reflexión
Tombstone Jackson es un recordatorio de lo que pudo haber sido. Su carrera, aunque breve, redefinió el rol del defensive end, influyendo en generaciones de pass rushers como Von Miller y DeMarcus Ware. Su apodo, su intensidad y sus innovaciones tácticas lo convierten en una figura icónica del fútbol americano.
Para Al Davis, Jackson representó una lección dolorosa. El intercambio de 1967 no solo privó a los Raiders de un talento generacional, sino que fortaleció a un rival divisional como los Broncos. Las palabras de Davis, llamando a Jackson “verdaderamente grandioso”, y su arrepentimiento público en 2006, reflejan la magnitud de este error.
Tombstone Jackson no solo fue un jugador excepcional, sino también el símbolo del mayor error de Al Davis. Su breve paso por los Raiders, su ascenso meteórico en Denver y su relación con Davis, marcada por el respeto y el remordimiento, hacen de su historia una de las más fascinantes de la NFL. Para los aficionados, Jackson sigue siendo un héroe olvidado, un “Tombstone” que dejó una huella imborrable en el campo y en la memoria de quienes lo vieron jugar.
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-Redacción-
