Y el trueno golpea las redes sociales hace unas 10 horas. Adam Schefter hace pública la oferta de Carolina Panthers a los Chicago Bears por el Pick#1 del Draft de la NFL. Los Bears cobran caro el Kg de expectativa de Qb franquicia. Ya no hablamos de carne de “coreback” profesional, sino de esperanzas y sueños de obtener un game changer. Bears exige(Carolina no ofrece) por su pick #1, una 1ª ronda top 10 de este Draft 2023, 1ª ronda del NFL DRAFT 2024, DJ Moore que fue otro primera ronda y dos segundas rondas, del presente Draft y del 2025. El precio por la expectativa es salvaje, pero es el que Bears marca. No olvidemos el valor de DJ Moore, primera ronda y talento puro de receptor que ha jugado acompañado de una inestabilidad bestial en la posición de Quarterback de Panthers.
Y aquí me paro. No es carne de Qb profesional lo que se paga, lejos de eso, es ese sueño, esa expectativa, ese alma que esperas robar de un Qb franquicia. Alejandro González Iñárritu con Sean Penn, Benicio del Toro, Naomi Watts, etc…nos enseñó en aquella maravillosa película “21 GRAMOS”, aquello que en ella se decía:
“¿Cuántas vidas vívimos? ¿Cuántas veces morimos? Dicen que todos perdemos 21 gramos en el momento exacto de la muerte, todos. ¿Cuánto cabe en 21 gramos? ¿Cuánto se pierde? ¿Cuándo perdemos 21 gramos? ¿Cuánto se va con ellos? ¿Cuánto se gana? ¿Cuándo… se gana? 21 gramos, el peso de 5 monedas, de 5 centavos, el peso de un colibrí, de una chocolatina. ¿Cuánto pesan 21 gramos?”
¿Cuánto cuestan 21 gramos de quarterback? ¿Cuánto cuesta un sueño, una expectativa?
Al final cuesta el alma que una Franquicia esté dispuesta a entregar.
Pero seamos terrenales y bajemos al lodo de las negociaciones en la NFL. Quien quiera peces que se moje. Los Panthers se han tirado a las aguas del río Chicago, solo falta saber si se ahogarán o llegarán a la orilla. Este no es el draft de Burrow, jugador que batió todos los récords conocidos en College, donde habiendo margen de equivocación, como siempre, era de los Qb picks#1 menos dudosos que recuerdo en tiempo. En mi opinión, como cada uno que haya visto College en estas últimas temporadas tendrá la suya, creo honestamente que ni Young, ni Stroud ni Richardson han demostrado en el football universitario, ser del calibre que demostró en su día Peyton Manning, el mismo Cam Newton (y todos sabemos como acabó), Andrew Luck , Burrow o Lawrence. En un foro privado de NFL, comentaba como estando en una barra de bar, que Carolina jugaba al rojo en la ruleta; me corrigieron afirmando que no es ese 50%, sino que es como jugar al #23. Exacto. Y el mismo que me corrigió, me preguntaba si sería mejor para Panthers obtener a Lamar reteniendo a DJ Moore y dando las dos primeras rondas de los dos siguientes drafts que lo que Chicago Bears exigió a Carolina. Mi respuesta fue clara. Lamar es kilo de Qb testado. No tengo dudas, pesa más que 21 gramos, pero claro, y enlazo ya con el caso Lamar Jackson, ese planteamiento es hacerse trampas al solitario. Baltimore no va a soltar a Lamar por 2 primeras rondas. Tras leer, escuchar y ver lo que partes interesadas manifestaban en los medios americanos, que nadie tenga dudas que Lamar no se va a ir por 2 primeras rondas. En mi opinión, Ravens igualará cualquier oferta. Si quieren a Lamar, el kilo de Qb MVP vale más y habrá que negociar, sí o sí, con Baltimore.
Vemos la situación. Ravens ha colocado el Non Exclusive Franchise tag sobre Lamar, obligándose a pagar $32.4M. Al ser un tag no exclusivo, Lamar puede negociar a partir del comienzo del nuevo año de liga, el 15 de marzo, con cualquier franquicia y firmar una hoja de oferta contractual con solo aquellas que puedan ofrecer a cambio su primera ronda de 2023 y de 2024. Quedan excluídos Los Angeles Rams, Miami Dolphins, San Francisco 49ers, Denver Broncos y Cleveland Browns que no tienen primera ronda en este abril. Los dos escenarios regulares son los que todos conocemos. 1) Si Jackson firma la oferta, Baltimore puede igualarla en plazo de 5 días. 2) Si Ravens rechaza igualar dicha oferta, recibirán en compensación, esas dos primeras rondas. ¿Nos creemos que Baltimore aceptará 2 primeras rondas por su Qb después de ver lo que pagan por una expectativa o sueño de “coreback”? Aquí es donde viene el PRIMER escenario no regular. El sign-and-trade. Ravens facilitaría la salida a Lamar, sin trabas ni cortapisas y con alfombra roja, siempre que por el Qb se firme un acuerdo con Baltimore primero con el objeto de ser traspasado a otra Franquicia que ofrezca más que esas dos primeras rondas, de lo contrario Baltimore seguirá adelante con el órdago del Tag bajo el riesgo de un hold out de Lamar. SEGUNDO escenario no regular. Bajo el nuevo CBA, cualquier Franquicia puede ofrecer estructuras contractuales y salariales a Lamar, riesgosas para el propio oferente, pero que harían imposible a Baltimore estar under cap para 2023 si decide igualar oferta. Pocas Franquicias tendrían capacidad de hacerlo, pero puede suceder en esta NFL.
En cualquier caso el deadline para que Jackson negocie con Baltimore un contrato de larga duración es el 17 de Julio. De lo contrario la nueva fecha clave para Lamar es el martes siguiente a la 10ª semana de la temporada regular. Si en esa fecha no firma su tender, Jackson no podrá jugar la temporada 2023. A su vez esa fecha es el límite también para que Lamar pueda firmar una hoja de oferta contractual con otro equipo, teniendo Ravens de nuevo, esos 5 días para igualar. Por supuesto, no tendría que acudir al minicamp obligatorio de Junio por no estar con contrato en vigor.
Por todo lo expuesto digo que no se puede poner sobre la mesa la pregunta ¿Qué posición se prefiere?, ¿en un lado obtener a Lamar Jackson perdiendo dos primeras rondas o en la otra, lo que da Carolina a Bears ?, ¿qué sería mejor para Panthers? No veo real esta disyuntiva, porque honestamente creo que Ravens no va a aceptar solo 2 primeras rondas, pedirá más que una mera expectativa, igualará siempre la oferta y negociará con Lamar su extensión o su salida por más de esas dos primeras rondas de draft.
A todo esto sumemos algo importante. Del 26 al 29 de marzo, habrá reunión de propietarios en Phoenix para discutir aspectos que afecten a la liga, a su LIGA. En la reunión de propietarios del año pasado, el de Baltimore, Steve Bisciotti ya aseguró que su franquicia no podría llegar a ofrecer a Lamar un contrato similar, totalmente garantizado, al que obtuvo Deshaun Watson de los Cleveland Browns. Es evidente que la propiedad de la NFL no quiere contratos totalmente garantizados.
Más esquemas, más quarterbacks.-
La vieja máxima de que, cada nuevo contrato de quarterback, sea el que fuere, mientras sea un Qb Franquicia tiene que representar un montante económico superior al anterior, sigue en vigor pero con matices. Burrow, Herbert y Hurts, la seguirán probablemente, pero bajando un poco el escalón/tier de “corebacks”, la competencia es feroz. No caben todos en la liga y cada vez entran nuevos chicos desde la Universidad con muchísimo potencial que aprietan cada cajón posicional en la NFL. Ahora más si cabe, se va midiendo ejercicio tras ejercicio, las diferentes variables de un contrato. El periodo del Covid y su esperada congelación del tope salarial, acentuó la vigilancia e imaginación contractual por cada Franquicia. La proliferación de cláusulas contractuales propia de una ingeniería negocial absurda es manifiesta, no hay más que ver la inclusión de los voidable years en, cada vez, mayor número de contratos.
Pero esos contratos a los que aludimos, tienen mucho que ver con la evolución del football actual. Ya no hay unos esquemas ofensivos como la West Coast Offense o Smashmouth puros, ahora son híbridos, adaptados a los nuevos pasadores que vienen, más físicos, más atléticos, gran brazo, con mayor desarrollo de piernas, etc…La NFL está cambiando, hay más variables de juego y por ello hay más quarterbacks disponibles para cada sistema, ¿o pensamos que Lamar Jackson o Jalen Hurts valdrían en cualquier esquema de juego y para cualquier tipo de entrenador? O recordemos, porque la memoria es corta y selectiva, el desarrollo de Josh Allen en Bills bajo la guía de McDermoth y Daboll, en otro equipo con menos paciencia y que no hubiese apostado y adaptado su juego a las condiciones atléticas del chico, es probable que su evolución no hubiera sido la misma. Lo que para Cleveland Browns (Mayfield) o Arizona (Rosen) o Jets (Darnold) en el Draft de 2018, no era bueno (Lamar Jackson), sí lo fue para Baltimore. Tener claro el sistema, los esquemas de ataque y el paquete de jugadas y conceptos a desarrollar es mucho más importante que draftear o retener a un quarterback cualquiera. Empiezan las renovaciones, los tags y los acuerdos, y los comentarios o disputas que se plantean son siempre del mismo calado, este o aquel quarterback no vale el importe de ese acuerdo. ¿No vale? . Lo afirmamos como si lo que vale o no vale lo sabemos quienes desde un móvil opinamos, obviando la cantidad de variables, estudios económicos, valoración de jugadores, adaptación al sistema por HC y otras múltiples cuestiones que maneja una Franquicia. No hablemos de lo que vale un quarterback, sino de lo que cuesta. Lo primero es una cuestión meramente subjetiva, lo segundo es lo que fija el mercado. Si quieres A, pagas B. Pero dejemos esto aquí, lo retomaré unos cuantos párrafos más abajo.
Sigamos con el peso de la carne de Qb.-
Renovar a Carr o Geno Smith, que van para 32 y 33 años, más cerca de un final que de un comienzo o de lo que podría ser su prime, de ninguna manera puede equipararse o ponerse en la misma mesa que quarterbacks más jóvenes y que por sus HCs, se consideran con gran potencial para ganar la Super Bowl. Estos Qbs permiten que, por un dinero importante pero asumible, y cortables en no más de 3 años, la franquicia no deje de competir. Esta no es una cuestión menor. Competir implica un efecto llamada a trades y otros acuerdos por jugadores que quieran moverse a esas franquicias, como también que tus jugadores quieran permanecer. Hoy el mundo profesional es devastadoramente monetario, pero siempre hay resquicios en donde en supuestos de paridad de ofertas económicas, la decisión del jugador se mueve en otras dimensiones de competición y ambición deportiva. Toda Franquicia debe competir para atraer al mayor número de jugadores y que ninguno descarte esa o aquella Franquicia en una negociación, como sí pasó, en muchas ocasiones.
Casi siempre en estos casos, cualquier discusión tiene un comienzo equivocado. Así se ha venido planteando si Daniel Jones o Lamar Jackson valen lo que piden. En el primer caso se hablaba de 45 millones/temporada, en el segundo 50m/5 años, totalmente garantizados. ¿Por qué empezamos por aquí? Porque es lo más fácil para todos nosotros. Opinar sobre el dinero de otros lo asociamos a merecimientos que tenemos en nuestra mente equiparando puñados de dólares al talento que, por nuestra experiencia y de forma totalmente parcial, entendemos que debe ser. Pero como digo, este planteamiento es desordenado. Para mí, lo primero debe ser la discusión consistente en si se precisa o no a ese Qb para un proyecto que busca competir, y a la postre, ganar la Super Bowl, encajable siempre dentro del sistema del HC y sus libros.
El caso de Daniel Jones es totalmente distinto. Como ya anticipé en mi anterior artículo, tanto Daboll como Schoen, tenían muy claro no optar al 5º año de su contrato rookie. No creían en él. El anuncio de declinar dicha opción al último año de Daniel, se hizo público a finales de abril de 2022, privando a Jones de optar a un contrato de 22,39M de dólares. Si ahora lo pensamos, lo que hizo Giants fue privarse a sí mismo de una opción que no tendría dudas hoy por hoy. Sería un contrato más que razonable, esperar a ese segundo año bajo el mando de Daboll con la esperanza de que se confirme su evolución demostrada en 2022. Lejos de ello, en su quinto año, Jones se garantiza el doble. Y Daniel feliz. Ha subido en casi 20 millones la expectativa de cobro de su último año. ¿Qué cambió? Algo muy evidente tuvo que pasar por la mente del HC de los NYG para que hubiera rectificado hasta el punto de doblar el salario que le correspondería. Estuvo a tiempo de un tag de 32M ¿qué transformó la decisión de Daboll?.
Para mí la respuesta hay que buscarla en el sistema y esquemas ofensivos de los que hablé al principio. Los más viejos del lugar recordarán la west coast offense de Bill Walsh, que al irse lo toma quien estaba en su staff, en la defensa, George Seifert en 1989 que gana la Super Bowl con Montana en su primer año de HC rookie, pero que adaptó ese sistema al Qb con el que ganaría su segunda Super Bowl en 1994, Steve Young. Este Qb, no era Montana, no guardaba el pocket como él y no era diestro. En esto incidía Jerry Rice en una de sus múltiples entrevistas cuando decía que tuvo que adaptarse no solo a las recepciones de pases ejecutados por un quarterback zurdo sino también a que, cuando corría sus rutas y escuchaba al público ovacionar en alto, no era por él, sorprendentemente, como cuando estaba con Joe Cool, sino porque el motherf…de su Qb salía por piernas a correr fuera del pocket. Corría 400 yardas por temporada y lograba entre 3000-4000 yardas de pase cada año. Pero este no era esa WCO de Walsh, o sí, solo que adaptada a un Qb sensacional que ofrecía otras vías de ganar. Escuchaba que en NY estamos ante un sistema evolucionado respecto al de Seifert, y del estilo de McDermott, matizado por Daboll, con un Qb que puede correr pero con un Rb como Saquon extraordinario que abre el Playbook. Recordemos que McDermott viene del árbol de Reid y este a su vez, de Holmgren y Walsh, y en esta evolución moderna que pretende llevar a cabo ese pase corto combinado con las dig-post, post-corner, spacing, tare concept y otros conceptos hi-lo propios de la WCO, sin la amenaza vertical y yac de Jerry Rice, Daboll cuenta con un Qb que tiene piernas y capacidad para pasar en esos primeros niveles y con potencial, quizá , de sostenerse en profundo. Daboll quiere imponerse y quiere a Jones en su proyecto. Lo quiere hasta el punto de invertir, no solo el dinero de la franquicia con números que no limitan ciertamente otros movimientos contractuales para Giants sino también invirtiendo en él su propio futuro como HC de una de las 32 franquicias de la NFL. Un fracaso como este sería difícil de perdonar. Tirar dinero de la franquicia y perder dos años de evolución, no es poco. Pero Daboll no lleva dos días en la NFL. Estuvo en Patriots en 2 etapas,una primera como Defensive assistant y Wide receivers Coach, con Tom Brady. En Jets de Quarterbacks coach con Favre en ese año de transición para llegar a Vikings, pero era Favre; y en Bills con Josh Allen ejerciendo de OC. Cualquiera que haya visto su carrera, no puede dudar de su competencia en la Liga. Sus esquemas optimizan las capacidades de sus jugadores, poco pase, pero eficiente.
Evidentemente el esfuerzo y exigencia debe ir acorde a la plantilla que se forme, y esta es una cuestión mayor, exigir a Jones sin gente competente a su alrededor es engañarse a uno mismo, pero la primera piedra y más importante la tiene para ese juego que quiere desarrollar. En 2022 con una plantilla sin skill players y con tantas lesiones consigue llegar a la segunda ronda de Play-Offs. Jones es competitivo en este sistema de Daboll, de pocos pases pero primando la eficiencia, siempre en los primeros niveles, pero esquemas al fin y al cabo, sin skill players en la recepción. Esto debe corregirlo.
Los números de Jones, han ido mejorando año a año, pero más en este último:
En 2022 Daniel llega a sobrepasar las 3.000 yardas de pase, cifra que en las 2 anteriores no pudo alcanzar, con un porcentaje de completos de 61,9% en 2019, 62,5% en 2020, 64,3% en 2021 y 67,2% en 2022. En carrera pasa de 298 yardas en 62 intentos en 2021 al doble en 2022, 120 intentos para 708 yardas. De casi una interceptación por cada Touchdown en años anteriores, pasa en el año 2022 a una interceptación por cada 3 touchdowns y su ratio Fumbles/Pérdidas en estos 4 años es : 18/11 – 11/6 – 7/3 – 6-3. Su cuidado de balón es más que evidente. Al final va a acabar haciendo esas 3000 yardas de pase y las 400 de carrera que Seifert pedía a Young.
Todo esto muestra una mejoría año tras año, pero más en el último ejercicio, bajo las órdenes de Brian Daboll. Daniel puede pasar, Daniel puede correr, Daniel cuida el balón. Para su HC Jones tiene lo que a él le gusta en un Qb, ha dejado claro que es un starter competitivo de la NFL, con capacidad de llevar a una franquicia disminuida en skill players a, no solo llegar a play-offs, sino a ganar en ellos. Lo que se quiere, y es evidente, es ganar la Super Bowl, lo quiere NY y lo quiere Daboll, no olvidemos a este. Lo fácil para B.D. hubiera sido empezar con un QB que él mismo hubiese seleccionado y con ello, la franquicia tendría más paciencia y lo armaría a su gusto. Tuvo la posibilidad de hacerlo, esa era la idea al no haber optado a su quinto año. Daniel le dio la vuelta al pensamiento de su entrenador.
¿Cuanto cuesta Jones? ¿ 32, 35, 38, 40, 45 millones de dólares…? ¿Quién decide cuanto vale?
Con su nuevo contrato y un APY de 40M/año, tras la inminente renovación de Herbert, Burrow y Hurts, Jones pasará a un tercer tier/grupo de salarios de quarterbacks en la Liga. Delante de él seguirán estando Russell Wilson, Murray, Watson, Rodgers, Josh Allen y por supuesto, Mahomes entre otros. Antes de que acabe su 2º año pasará a estar entre el 10º y 15º salario. No me parece descabellado, sobre todo pensando que en un tercer año podría ser cortado sin gran detrimento para NY, pero mientras, y esto es trascendente, el equipo se habrá mantenido competitivo, manteniendo su imagen intacta que pueda servir de vis atractiva para cualquier jugador y en ningún caso quieran eludir a NY de su baraja.
Esto es lo que cuesta un Quarterback en la NFL, para el equipo y para su entrenador, para sus esquemas ofensivos, para lo que quiere su HC. Lo que vale…eso ya está en la cabeza de cada uno, porque hasta las expectativas, se pagan muy bien. Los 21 gramos más caros. Bienvenidos a la NFL que viene.