Todos recordamos anécdotas que nuestros progenitores o nuestros ascendientes nos contaban. Los hechos narrados en ellas, acaecían en lugares variopintos o en lugares que nuestra infancia marcó a fuego, puesto que pasamos allí mucho tiempo. Podría incluso decirse que los veranos de vacaciones, los cuales nos colmaron de alegría siendo infantes, eran justamente en aquellos lugares. Y rememoro con cariño como siempre me contaban, un suceso que le aconteció a mi añorado padre. Nos situamos en pleno corazón del Valle de Tena, allá donde el Caldarés y el Bolática dibujan sus caminos de manera paralela. Antaño, solo había una carretera de acceso a Panticosa a la que se podía llegar por el desvío de la vía que llevaba a Francia o bien por el que se tomaba por el embalse de Bubal para llegar a Hoz de Jaca. En dicho vial de acceso, o bien te desviabas al pueblo, o subías al Balneario de Panticosa por una carretera angosta que daba vértigo y muchísimo respeto, sobre todo cuando subían los autobuses. Aquel desvío hacia el pueblo era como la noche y el día. A la izquierda, árboles frondosos con bancos donde poder aposentarse y descansar en una soleada mañana veraniega. A la derecha, campos sin arar donde las chordas (así se les ha denominado normalmente a las ortigas aquí) proliferaban por doquier. En una de esas soleadas mañanas estivales, en un paseo matutino, estaba mi abuela acompañada por sus dos vástagos, y a su vez, dos amigas muy cercanas a la familia iban con ellos. En un arranque y al lado del campo de ortigas, Doña Andrea comenzó a amenazar con que se iba a tirar a las chordas. Mi padre, tremendo donde los haya, no solo no la frenó de raíz, sino que le dio alas para que lo realizara. Tras un tira y afloja al estilo “¡A que me tiro!, ¡A que no hay lo que hay que tener!, ¡A que sí!, ¡A que no hay lo que hay que tener, pardiez!”, el resultado fue la salvación de la valentía y varios días sufriendo los rigores de la úrtica y las ronchas que ocasiona.
Sirva esta anécdota para retratar lo que se vivió en la época de Brett Favre y sirva también para retratar la actual. Ese “¡A que me tiro!”, bien podría ser el “¡Me retiro!” de Brett Lorenzo Favre. Al igual que también podría ser el “no sé que hacer, igual me retiro, cuando llegue el momento lo sabré” de Aaron Rodgers. En 2003, Favre ya empezaba a levantar la liebre del retiro. Añoraba su casa y pensaba más en la retirada que nunca, según contaba. Parecía que el oriundo de Kiln, Mississippi, añoraba trabajar en el agro, cortar el césped, etc… Aunque al final siguió jugando. Y como él decía, jugar hasta que la salud se lo permitiera. Pero más allá de su salud, era su pasión por el football lo que le motivaba a seguir.
Cuando llegó el draft de 2005, Brett Favre había coqueteado con el retiro en varias ocasiones. Y si bien lo había hecho, Iron man, no se retiraba. Aún así, en dicho draft, se seleccionó a Aaron Rodgers. No era la primera, ni la segunda opción de la gerencia, pero era el hombre que en ese momento marcaba el board de los Green Bay Packers. “Trust the board” dijo Ted Thompson, y el pick estaba hecho. Se esperó hasta el último minuto para ejecutarlo, por si alguien venía con una oferta, poder vender el pick y así no romper el status quo establecido. No cabe duda alguna que a Favre le supo a cuerno quemado esta decisión. Con los años, Rodgers aprendió sin duda alguna de un Favre que, como él mismo comentó en una entrevista, no estaba obligado a ser su mentor. Pero al final, queriendo o no serlo, podemos decir que, en parte, sí lo fue. Rememoraba Favre que cuando él estaba viendo video, Rodgers se sentaba a su lado e iban hablando e intercambiando impresiones. Alguien diría que ahí mismo estaba siendo tutor de Rodgers. Seguramente Favre diría que no, pero nosotros sabemos que fue así. Llegó el final de la temporada de 2007, la cual acabó abruptamente para Green Bay en playoff, en un partido en el Lambeau Field contra los que a la postre serían campeones, los NY Giants. Ahí fue cuando Brett Favre “se tiró a las chordicas” y se retiró. El camino estaba despejado, o eso parecía, puesto que semanas después, Brett, en pleno uso de sus ganas de jugar, decidió salir del retiro. Esto hizo que tanto Mike McCarthy como Ted Thompson estuvieran entre la espada y la pared.
Brett Favre-McCarthy-Rodgers
Por activa y por pasiva decían que iban con Aaron Rodgers, que era el momento del de Chico-California- para tomar las riendas y ser el quarterback titular, o al menos, pelear por el puesto con Brian Brohm y Matt Flynn. Cabe resaltar que había ciertos medios que decían que Brian Brohm, el QB de Louisville, estaba más preparado y más hecho que Aaron Rodgers. El caso es que al final, los Packers mantuvieron su palabra con Aaron Rodgers y la leyenda de Southern Mississippi hizo su petate y se fue rumbo a los Jets, equipo que lo hubiera seleccionado en el draft de 1991 (puesto que Ron Wolf aún estaba allí), cosa que la verdad, resultó bastante irónica. ¿El precio a pagar? Una cuarta ronda condicional. La sombra de Brett Favre era muy alargada. Para el recuerdo está por ejemplo la página web de Bringbackbrettfavre.com que ya no existe o la canción Bring Back Brett Favre, de The Green Bay and Milwaukee Sports Band. Pero Aaron Rodgers salió de ella para crear su propia leyenda. Y a fe que lo ha conseguido. Aunque hay que recordar que al principio le costó. Y costó que se confiara en sus capacidades, o al menos, eso parecía. El resultado ya se ha visto; el jugador con más temporadas jugadas en los Packers, superando a leyendas como Donald Driver, Ray Nitschke, o aquellos que junto a él formaban la santísima trinidad quesera, Brett Favre y Bart Starr.
Antes de regresar a la actualidad, haremos un pequeño parón en el final de la temporada 2019. Primera temporada de Matt LaFleur en los Packers y con un récord de 13-3. A nivel estadístico, uno de los peores QB ratings que Aaron Rodgers tuvo, incluso contando las temporadas en las que era backup de Brett Favre. Las sensaciones no eran buenas, pero… ¡Qué demonios! ¡Era Aaron Rodgers!. No se estaba acercando al famoso “cliff”… ¿o si?.La franquicia llega al draft y se encuentra de nuevo en la misma disyuntiva, pero esta vez es un alumno aventajado de Ted Thompson, Brian Gutekunst, el que está como GM. Gutekunst, estudiante de Wisconsin-La Crosse y con más de 20 años de antigüedad en la franquicia ya había vivido esta situación. Se dice, se comenta, se rumorea, que los Packers intentaron subir al pick de los Vikings, pero… ¿A cuál de ellos? ¿Al 22 o al 25? Eso parece ser que nunca lo sabremos, pero lo que sí sabemos es que tanto 49ers como Packers tenían en sus respectivos board como número uno a Brandon Aiyuk. Al final, quien logró subir al 25 fueron los 49ers, puesto que en el 22, los Vikings escogieron a Justin Jefferson. Tiempo después, apareció una información que decía que los Packers habían querido subir a por Justin Jefferson, pero, como cantaba la gran Raffaella Carrà: «Rumore, Rumore». Al final acabaron subiendo al 26 para elegir a Jordan Love, quarterback. No un receptor como los que querían según parece. También se dice que las ofertas ofrecidas no eran suficientes. Pero sí pareció suficiente para acabar subiendo al 26. Quedaban aún receptores como Tee Higgins, Michael Pittman Jr. o Chase Claypool por nombrar alguno. Rodgers, semanas después del draft, en un podcast con Kyle Brandt, dejó muchas perlas que merecen ser recordadas. Decía AR12 que en el momento que suben al 26, recibe un mensaje de su agente con una sola palabra. “Quarterback”. Sorprendido, enfiló el camino a su modesta bodega y se puso en un vaso algo de tequila. Iba a ser una noche muy larga, llena de mensajes y llamadas. Las comparativas son odiosas y es inevitable comparar el caso Rodgers con el caso Love. Pero hay diferencias. Cuando es elegido Aaron Rodgers, el equipo viene de un 10-6 siendo campeones de la NFC North y cayendo ante los Vikings de Dante Culpepper y Randy Moss. Mike Sherman vuelve a dedicarse solo a ser head coach, dejando la gerencia en manos de Ted Thompson. Cuando se escoge a Jordan Love, Brian Gutekunst lleva ya desde 2018 en el cargo y unos cuantos años más en la franquicia. Matt LaFleur es el HC y el equipo ha completado una temporada de 13-3, cayendo en el NFC Championship ante San Francisco. En 2007, la temporada de los Packers acaba estrepitosamente en el Lambeau Field ante los Giants en la prórroga debido a una interceptación a Favre y posterior field goal de Lawrence Tynes. En 2022, tras pasar de un 4-8 a un 8-8, la temporada pende de un hilo ante los Lions en el Lambeau Field. El hilo es cortado y la temporada acaba 8-9, enfilando Aaron Rodgers el camino a los vestuarios junto a uno de sus mejores amigos, Randall Cobb, el cual seguramente conocerá ya las intenciones del de Chico.
Y así, podríamos seguir estableciendo paralelismos, semejanzas y diferencias durante seguramente muchas más palabras. Pero todo esto, ocasiona pensar en muchos interrogantes. Muchísimos. ¿Engordamos los interrogantes? Brian Gutekunst, hace algún tiempo, ya dijo en una conferencia de prensa que él no creía que desarrollar un quarterback fuera una pérdida de tiempo, sobre todo pensando en cuando se iba a necesitar ese quarterback. Sigamos engordando los interrogantes si os parece. Se dice, se comenta, se rumorea, que Aaron Rodgers ha hablado con la franquicia de los Jets. ¿Será cierto? Parece indicar que sí, pero hay que recordar las propias palabras que el propio Rodgers dijo en el podcast de McAfee: “When it comes to me, they know nothing”. Y escribo nothing por ser políticamente correcto, porque era una expresión tan malsonante como liberadora en cuanto a improperios se refiere.¿Más interrogantes? Pues sigamos… El tiempo ha pasado y bajo la tutela de Tom Clements, entrenador de quarterbacks actual y que lo fue de 2006 a 2011 también, amén de ocupar otros cargos en la franquicia, parece ser que Jordan Love ha mejorado… ¿Será suficiente para ser el quarterback titular de los Green Bay Packers? Cabe decir que Aaron Rodgers destaca lo fundamental que fue Tom Clements para su desarrollo y sobre todo lo feliz que estaba de que saliera del retiro para volver a los Packers. Hay voces que afirman que el tiempo de Rodgers ya ha acabado en Wisconsin, bien sea mediante retiro o trade. Otras voces opinan que debería ser Jordan Love quien hiciera las maletas y se marchase, para recuperar algo de capital del draft por aquella primera ronda. ¿Y qué puedo opinar yo al respecto?. Todas las opiniones son válidas, pero en este caso, bien sea retiro o trade (corte ni plantearselo), quizá aquella estrofa de una de las canciones de Ismael Serrano, defina mi pensamiento:
“…pero como todas las historias de amor, al menos las más bellas, la nuestra por supuesto también, acabó en tragedia…”
A grandes rasgos, así podría considerarse la historia entre Green Bay Packers y Aaron Rodgers, aunque no acabe en tragedia. Una bella historia de amor que para mí tiene un final. Ese final es esta offseason donde separarán sus caminos. Un camino de 18 años y un final que duele, aunque sea consensuado, porque las historias de los one man club es la más pura demostración de romanticismo en el deporte en general. “How could you not be romantic about football?” dijo una vez Aaron Rodgers después de un partido.
A veces en la offseason, y aunque hayas estado en un equipo durante toda tu vida deportiva, no hay romanticismo que valga.