
Josh Simmons, tackle ofensivo de Ohio State, es un nombre que resuena como uno de los prospects más prometedores para el NFL Draft 2025. Su vida, sin embargo, es mucho más que estadísticas y proyecciones: es una historia desgarradora de adversidad, sacrificio y resiliencia que lo ha llevado desde la pobreza en California hasta los reflectores del fútbol universitario de élite. Vamos a hablar de su trayectoria, explorando su infancia marcada por la lucha, los desafíos en high school, su llegada transformadora a Ohio State con detalles adicionales sobre ese momento crucial, y cómo un suceso casi destruye sus sueños.
Orígenes humildes y lucha familiar en California
Josh Simmons nació el 26 de diciembre de 2002 en San Diego, California, y creció en La Mesa, un área de clase trabajadora en el condado de San Diego. Su infancia estuvo definida por la inestabilidad económica y emocional. Su madre, una inmigrante que trabajaba jornadas agotadoras como limpiadora y en tiendas minoristas, crió sola a Josh y a sus dos hermanos menores después de que su padre los abandonara de forma precoz en su infancia. Esta ausencia dejó un vacío que Simmons llenó con una mezcla de resentimiento y responsabilidad anticipada.
En una entrevista con The Columbus Dispatch, Simmons describió cómo su madre llegaba a casa con las manos agrietadas y los ojos cansados tras turnos de hasta 12 horas, mientras él se encargaba de preparar la cena para sus hermanos con lo poco que había en la despensa. “Había días en que no sabíamos si tendríamos comida en la mesa, pero ella siempre encontraba una manera“, dijo. La familia vivía en un apartamento pequeño y deteriorado, donde el ruido de las sirenas y las peleas vecinales eran una constante. El fútbol se convirtió en su escape, un espacio donde podía dejar atrás el peso de una vida que lo obligaba a madurar demasiado pronto.
High School: Helix High y el peso de la adversidad
Simmons asistió a Helix High School en La Mesa, una escuela con una rica tradición deportiva que ha producido talentos como Reggie Bush. Sin embargo, su comienzo allí fue modesto. En su primer año, era un joven delgado y desgarbado, lejos del imponente físico de 6 pies 5 pulgadas y 317 libras que ostenta hoy. Los entrenadores inicialmente lo ignoraron, relegándolo a la banca mientras él luchaba por encontrar su lugar en un equipo lleno de atletas más experimentados. Pero Simmons tenía algo en su cabeza: una determinación silenciosa que lo llevaba a practicar solo después de que todos se iban, pateando llantas viejas para mejorar su fuerza.
Su vida dio un giro devastador en su segundo año cuando su mejor amigo y compañero de equipo murió en un accidente automovilístico. Reportado por el San Diego Union-Tribune en 2018, el incidente ocurrió una noche lluviosa cuando el auto en el que viajaba su amigo chocó contra un poste. Simmons había estado con él horas antes, planeando jugadas para el próximo partido. “Era como mi hermano“, confesó en una entrevista con Buckeyes Wire. “Perderlo me rompió, pero también me dio una razón para seguir adelante. Quería hacer algo grande por él“. Este dolor lo impulsó a transformar su cuerpo y su juego, pasando de suplente a titular dominante en su último año, donde finalmente llamó la atención de reclutadores y se ganó una oferta de San Diego State.
Aun así, los obstáculos persistieron. La falta de recursos económicos significaba que Simmons entrenaba con botas rotas y cascos prestados. Su madre vendió todo lo que pudo para comprarle equipo nuevo antes de su temporada senior, un gesto que él recuerda con lágrimas. “Ella me dio todo lo que no tenía“, dijo. A pesar de estas limitaciones, su talento y ética de trabajo lo convirtieron en un prospect respetado, aunque subestimado, con una calificación de tres estrellas.
San Diego State: El primer paso y una decisión valiente
En 2021, Simmons se unió a San Diego State, una universidad local que le permitió quedarse cerca de su familia. Allí, su potencial comenzó a florecer. Jugó en 12 partidos como freshman, mostrando destellos de su agilidad y fuerza, y en su segundo año se consolidó como titular. Pero su mundo se tambaleó nuevamente cuando, en su primera temporada, su madre fue objeto de problemas de salud que no se revelaron ciertamente lo que aumentó si cabe su responsabilidad además de aparentar de buen humor casi siempre. “Me dijo que el fútbol era mi boleto para sacarnos de esta vida, y que no podía rendirme“, relató a ESPN.
Con el corazón desgarrado entre su familia y su futuro, Simmons tomó una decisión que cambiaría su vida: transferirse a Ohio State en 2023. Fue una apuesta arriesgada, dejar la seguridad de San Diego State por un programa de élite donde no tenía garantías. “Sabía que si fallaba, no habría red de seguridad“, admitió. Pero su madre lo apoyó, insistiendo en que persiguiera su sueño.
Ohio State: Una llegada transformadora y el ascenso a la élite
La llegada de Josh Simmons a Ohio State en el verano de 2023 fue un momento de reinvención, pero también de inmensa presión. El programa de los Buckeyes, dirigido por Ryan Day, es un gigante del fútbol universitario, conocido por su línea ofensiva de clase mundial y su feroz competencia interna. Simmons aterrizó en Columbus con poco más que una maleta y un deseo ardiente de probarse a sí mismo. Sin embargo, el ajuste no fue inmediato. Los primeros días fueron un torbellino: enfrentarse a compañeros como Paris Johnson Jr. (ya en la NFL) y Dawand Jones en entrenamientos lo dejó abrumado. “Pensé, ‘¿Qué estoy haciendo aquí?’”, confesó en una entrevista con Eleven Warriors. Los entrenamientos eran brutales, y el esquema complejo de Ohio State exigía una precisión que él aún no dominaba.
El entrenador de la línea ofensiva, Justin Frye, vio algo en Simmons: una crudeza combinada con una ética de trabajo incansable. Frye lo puso bajo su ala, trabajando con él en sesiones individuales para pulir su técnica de bloqueo y su juego de pies. Simmons vivía en el Woody Hayes Athletic Center, llegando al amanecer y saliendo después del anochecer, estudiando cintas de sus predecesores y enfrentándose a los mejores defensive ends del equipo en simulacros de uno contra uno. “Josh tenía hambre, pero también miedo de fallar“, dijo Frye en una conferencia de prensa. “Eso lo hacía diferente“.
Su gran oportunidad llegó en la temporada 2023, cuando una lesión abrió un hueco en la alineación. Simmons se ganó el puesto de tackle izquierdo titular, enfrentándose a rivales como Michigan y Penn State con una ferocidad que sorprendió a todos. En 2024, su rendimiento alcanzó nuevas alturas: no permitió un solo sack en 158 snaps de protección de pase y se convirtió en el ancla de una línea que impulsó a Ohio State a contender por el título nacional. Su llegada a Columbus no fue solo un cambio de equipo; fue una transformación personal, un salto de fe que lo llevó de ser un talento subestimado a un prospect de élite.
Una lesión devastadora y la lucha por volver
La temporada 2024 estaba posicionando a Simmons como una selección de primera ronda para el NFL Draft 2025, hasta que el destino intervino. El 5 de octubre de 2024, en un partido contra Iowa, sufrió una lesión catastrófica: un desgarro en el tendón rotuliano de la rodilla derecha. La jugada fue rutinaria, un bloqueo en carrera, pero el grito de dolor y su caída al césped silenciaron al Ohio Stadium. Las imágenes de Simmons siendo sacado del campo, con el rostro contorsionado por la agonía, se volvieron virales. “Sentí que todo por lo que había luchado se me escapaba“, admitió en una conferencia posterior.
La lesión puso fin a su temporada y amenazó su futuro en la NFL. Sin embargo, Simmons se negó a rendirse. Inició una rehabilitación agotadora, trabajando con fisioterapeutas de Ohio State durante horas diarias. En el NFL Scouting Combine de 2025, aunque no pudo participar en drills físicos, impresionó a los scouts con su madurez y su narrativa de lucha. “Es un guerrero“, dijo un evaluador anónimo a NFL.com. “Su historia y su cinta lo mantienen en la conversación de primera ronda“.
La vida de Josh Simmons es un mosaico de dolor y triunfo. Desde crecer en la pobreza con una madre soltera, enfrentar la pérdida de un amigo y los sacrificios familiares, hasta superar una lesión que pudo haber terminado su carrera, su historia es un testimonio de superación personal. Hoy, mientras se prepara para el NFL Draft 2025, Simmons no solo busca un futuro en la liga, sino la oportunidad de cambiar la vida de su familia. “Todo lo que he pasado es por ellos“, dice. “Quiero que mi mamá deje de trabajar y que mis hermanos tengan lo que yo no tuve“. Su madre, lo ve como su héroe, un sentimiento que él devuelve con cada paso que da.
Con proyecciones que lo sitúan como una selección de primera o segunda ronda según expertos, Simmons está a punto de convertir su sufrimiento en grandeza. Su vida no es solo sobre fútbol y sus estadísticas, sino sobre la negación a dejar que circunstancias vitales impidiesen seguir su camino.
Su análisis cómo jugador la encontraréis en la GUIA NFL de Crónicas Lombardi, AQUÍ
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–Una historia del #NFLDRAFT 2025–