Siempre ha habido y habrá programas o series que han dado y darán actores, actrices, presentadores y presentadoras por doquier. Quiero destacar dos para este artículo y cómo su destino se entrelazó en las siguientes décadas. Second City TV fue una serie canadiense en la que salieron actores que son recordados a día de hoy por una generación entrada en años, como Rick Moranis, Martin Short o los malogrados John Candy y Harold Ramis.
Por otra parte está Saturday Night Live, un programa de comedia en vivo que daba su pistoletazo de salida con su icónica frase “and live from New York it’s Saturday Night!”. Chevy Chase, Dan Aykroyd, Bill Murray, los hermanos Belushi… Son algunas de las personas que participaron en este programa que aún sigue en antena casi 50 años después. Si Don Pardo estuviera vivo, solo podría sonreír ante tal hazaña.
Todos estos actores están conectados de una u otra manera. Aykroyd, Murray, Moranis y Ramis en “Cazafantasmas”, Ramis y Murray con Candy en “El pelotón chiflado”, Dan Aykroyd con John Belushi, el hermano de Jim en “Dos granujas a todo ritmo”, Chevy Chase y Dan Aykroyd en “Espías como nosotros”, Moranis con Murray, John Candy y Steve Martin en “La tienda de los horrores”… Si, ha salido a la luz Steve Martin por una gran razón. “Los tres amigos” fue una película que reunió a Chevy Chase, Martin Short y Steve Martin bajo la dirección de un John Landis que era bien conocido por su trabajo en los años 80. “Desmadre a la americana”, “Dos granujas a todo ritmo”, “Entre pillos anda el juego”, o el videoclip de Thriller de Michael Jackson estaban entre sus obras.
Como curiosidad, la traducción del título de la película no está errada. “Los tres amigos”, “Three amigos”. Precisamente fueron tres amigos los que escribieron el guión, como Randy Newman, Steve Martin y Lorne Michaels, creador de Saturday Night Live. Fueron tres las canciones en las que Randy Newman participó para la película y fueron tres amigos los protagonistas de esta película.
Tanto Steve Martin como Chevy Chase como Martin Short se embarcaron en esta aventura para interpretar a tres actores de cine mudo que están en decadencia. Los que no estaban en decadencia y se embarcaron en una gran aventura en los años noventa fueron Roberto Martinez, Isidro Diaz y Jesus Seba.
Habiéndose conocido en la cantera del Real Zaragoza, pusieron rumbo a Inglaterra en el año 95, un rumbo a lo desconocido, a la aventura. Cuando los recibieron, cuentan las crónicas que los fans del Wigan portaban sombreros mexicanos, interpretando que para ellos, para los fans, ellos eran los tres amigos. Al final, fue dura la aclimatación, pero lo consiguieron, y acabaron siendo muy queridos por la afición. El éxito también llegó al ganar el Wigan la Third Division (League Two actual).
Una de las anécdotas más recurrentes que cuentan es como la fanaticada contraria, cuando eran visitantes, les decían “Go Home” y otras cosas del repertorio, mientras que los jugadores contrarios les llamaban como una película de Tarantino inexistente en aquella época, solo que sustituían la palabra “Inglourious” por “Spanish”.
Green Bay, por supuesto, no es ajeno a tener “Three amigos”, grupos de amigos o una extrapolación muchísimo menos exagerada de Will Ferrell y Chris Kattan (A night in Roxbury), siendo estos dos David Bakhtiari y Aaron Rodgers. Hasta el tebeo patrio ha tenido esta figura de parejas como Zipi y Zape o Mortadelo y Filemón. Pero no, no hablaremos de las amistades de Aaron Rodgers, porque eso daría casi para un serial con todo lo que se sabe y lo que se ha contado de su Inner Circle. Por cierto, a modo de curiosidad, Aaron Rodgers ofició la ceremonia de boda entre David Bakhtiari y su pareja, Frankie. Nos vamos mas atras. Nos marchamos nuevamente a la época en la que “A Night in the Roxbury” se hizo, la década de los 90.
En los equipos se pueden juntar gente de lo más variopinta. Y en este caso, en Green Bay, así fue. Se juntaron los que a la postre serían conocidos como los Three amigos de Green Bay, Mark Chmura, Frank Winters y Brett Favre. Ambos de lugares muy distintos. Favre, oriundo de Kiln, Mississippi, y que había llegado a Lombardi Avenue por el pago de una primera ronda a los Falcons. Chmura, de Deerfield, Massachusetts y que salió en sexta ronda procedente de Boston College. Y por último, Frank Winters, neoyorquino de nacimiento, que llegó gracias al antiguo plan B, un plan que duró poco y fue fagocitado en sobremanera por la actual agencia libre.
Tan distintos… y a la postre, tan unidos. No tenían nada garantizado y eso les unió. Hicieron piña. El propio Brett Favre lo decía: “Quizás tenga algo que ver con el hecho de pelear los tres por nuestros trabajos. Sabíamos que nada estaba garantizado y mirabamos por apoyarnos”. Primero Favre y Winters, quarterback y center. Al año siguiente Mark Chmura se les unía.
Brett Favre, como contaba Leroy Butler era un “Glue guy” que iba por todos los grupos, escuchando música hip hop o country dependiendo del grupo con el que estaba, saliendo con los jóvenes, jugando videojuegos con ellos o marchando de caza con otros compañeros de equipo, era fácil de tratar.
Frank Winters, veterano sin haber tenido continuidad, llegaba con la vitola de la suplencia, puesto que James Campen era el center titular; al final una lesión dio entrada a Winters para establecerse durante años como el titular; incluso en su último año, Frankie Baggadonuts, como así le llamaban, volvió a ver como requerían sus servicios, a pesar de haber sido “condenado” al banquillo.
Mark Chmura, tight end novel y que encontró apoyo en Favre y Winters para superar sus baches y superarse a sí mismo, para ser un tight end referencia en Packers y en la West Coast Offense (Gracias Keith Jackson) de Mike Holmgren; aunque al final, tristemente, las lesiones y los asuntos no deportivos le lastraron. Y eso que intentó hacer un retorno y jugar en el equipo de su tierra, en los Patriots tras ser cortado por los Green Bay Packers. Él sabía que su cuerpo no respondía como quería, y acabó retirándose.
La apoteosis de esta amistad tuvo su epicentro en Bourbon Street, en New Orleans. Tras haber ganado la Super Bowl XXXI. Los tres disfrutaban como nunca por haber cumplido el objetivo. Por haber alcanzado un sueño de la infancia. ¿Qué jugador no sueña con ganar el Lombardi?. Con más fuerza aún si estas en Green Bay, puesto que el Lombardi ha de volver a casa. Gunslinger, Chewy y Old Bag of Doughnuts estaban que no cabían en sí de gozo y júbilo.
Pero tristemente, esta historia de amistad, como otras que conocemos o incluso hemos visto en primera persona, no tuvo un final feliz. Mark Chmura fue acusado de dos delitos, incitacion para abuso sexual a menores (child enticement) y agresión sexual en tercer grado (third-degree sexual assault) a una menor de 17 años en el año 2000. Se dice que la relación ya estaba tocada de antes y que esto fue la puntilla. Se dice que la acusación y este juicio fueron ese “game changer” en esta amistad.
A pesar de la defensa a capa y espada realizada por Frank Winters, Favre no realizó defensa alguna de Chewy, a pesar de ser preguntado en ocasiones por el juicio y sus pormenores. A pesar de haber sido encontrado inocente de ambos cargos, ya nada iba a ser lo mismo, y aunque Winters había permanecido leal a su amigo y ayudándole en todo lo que era posible, parece ser que para Brett había habido un punto final. Si bien decía que dejaran actuar a la justicia, que la justicia debía seguir su curso, Favre había sido juez jurado y verdugo en esta amistad. Tampoco es que sea un dechado de virtudes Brett, pero aún a día de hoy, no habla sobre esto y parece que todo sigue como en años anteriores, sin visos de que esa amistad se recomponga.
Eso sí, si había posibilidades de que la amistad entre Brett y Chewy volviera a reconstruirse, en 2006 quedaron demolidas. Los puentes que aún quedaban fueron quemados al decir en una entrevista Mark Chmura que Brett Favre era una persona egoísta. Todo vino de una frase que dijo Favre en una entrevista. “Qué van a hacer, ¿cortarme?”. A raíz de esta frase, la polémica nuevamente volvió. Además, en aquellos años, Brett era más que adorado por la fanaticada y Chmura… pues no hace falta comparar, ¿verdad? Para unos cuantos era el “tío del jacuzzi y la menor”, aunque hubiera sido un muy buen jugador para los Packers.
“Groundhog Day” es quizás la mejor película que Harold Ramis dirigió. Este film, cuyo título en España se denominó “Atrapado en el tiempo”, costó la amistad de Ramis y Bill Murray. Harold quedó desconcertado y triste por lo sucedido, pero unos días antes de fallecer en 2014, Bill Murray apareció en la puerta de casa de los Ramis. Así lo contó Violet Ramis en su libro “Ghostbuster’s Daughter: Life with my dad, Harold Ramis”. Bill Murray, ni corto ni perezoso, se presentó en casa de los Ramis, acompañado por una patrulla policial y una caja de donuts (doughnuts). El resto, es historia. Risas, sinceridad, buenas charlas, una amistad recompuesta… un final feliz.
Harold falleció un 24 de febrero y un emocionado Bill le rindió un más que necesario homenaje a su recuperado amigo unos días después, en la ceremonia de los Oscars, mientras presentaba el Oscar a la mejor fotografía.
Pasaron cerca de 20 años hasta que recompusieron una amistad en ruinas, pero tanto Bill Murray como Harold Ramis consiguieron reconectar de nuevo. Han pasado más de 20 años y quizás, solo quizás, se necesite mucho más que una patrulla policial, una caja de donuts, muchas risas y un Old Bag of Doughnuts para poder reunir a los Three Amigos of Green Bay.