Santiago Tomasi


Durante muchos años, quizás demasiados, Houston ha sido un pozo sin fondo de decepciones y situaciones embarazosas. 6 años de 20 en Playoff es un bagaje escaso, pero sobre todo, el problema era la sensación de que la franquicia estaba dirigida por gente que simplemente se dejaba guiar por el sol que más calentaba. Con Gary Kubiak, el equipo funcionaba, hasta que en 2013 el desastre llegó, primero en forma de un amago de infarto que le apartó del partido contra Colts y luego en forma de despido, para acabar dos años después ganando la Superbowl en Denver Broncos. Con Bill O’Brien entrenador, el equipo fue competitivo, pero sus decisiones en despachos fueron absolutamente desastrosas, posiblemente porque no era buena idea darle todo el poder a una misma persona. Los siguientes años fueron una sucesión de desastres, incluyendo la gestión pública del caso Deshawn Watson, una de las mayores cafradas de los últimos años.

DeMeco Ryans, seriedad y buen hacer


Las aguas bajaban turbulentas después de una difícil temporada el año pasado con Lovie Smith, y los Texans optaron por traer a una vieja leyenda del equipo como es Ryans, el cual estaba haciendo un gran trabajo como coordinador defensivo en los 49ers. No obstante, ser coordinador defensivo no traslada directamente en ser un buen HC, y más cuando has estado dentro de uno de los equipos más exitosos de los últimos años y que ha funcionado con varios coordinadores. Pero, la realidad es que lo que se intentaba traer era un modelo que funcionaba y sobre todo centrado en que el talento pudiera desarrollarse y jugar al máximo nivel posible. Con esa promesa, el primer año parecía basado en que no fuese un absoluto desastre.

Y la realidad es que incluso el Draft parecía centrado en ello, arriesgando y subiendo por Will Anderson además de asegurarse al QB del futuro en CJ Stroud. Era una temporada para desarrollar talento y para intentar eliminar malas prácticas, pero la realidad es que el equipo ha empezado tan bien el año que ahora mismo está pudiendo pelear por una plaza en Playoff dentro de una división que si bien es la más débil, está mostrando otro proyecto interesante en los Indianapolis Colts y un trabajo más o menos a la altura de lo esperado en unos Jacksonville Jaguars, no es que sea una temporada histórica de un entrenador novato, pero este fin de semana han demostrado un trabajo superior al esperado, derrotando a unos Bengals que están muy por encima en cuanto a expectativas en esta temporada.

CJ Stroud y hacer lo que uno sabe

Por el lado de CJ Stroud, la realidad es que ya en College se sabía que era un gran jugador, pero, su primer año en la NFL está siendo una de las grandes sorpresas positivas porque está haciendo lo mejor que puede hacer un novato: jugar a lo que sabe. Y eso es gracias también a un grandísimo trabajo de Bobby Slowik, el coordinador ofensivo, el cual ha puesto a su rookie en la mejor posición posible, dándole constantemente vías de poder anotar y de poner puntos con un equipo que tampoco tiene el mayor talento ofensivo. Dicho esto, la temporada de Nico Collins es realmente positiva y gente como Tank Dell se está mostrando como jugadores competentes, lo cual para un WR de tercera ronda siempre es una buena noticia.

Pero centrándonos en Stroud, la realidad es que, de los novatos, es el que está teniendo continuidad y ha caído en el lugar adecuado. Siempre se habla de la importancia del contexto, pero en jugadores rookies y en una posición donde todos los años hay guerra, es clave poder arrancar en un contexto positivo. Si además, diriges un drive con el aplomo con el que lo hizo frente a Bengals, lo que tienes es a un equipo que yo no sé si podrá entrar en Playoff, pero que sin duda tiene las capacidades suficientes como para ser realmente competitivo y sorprender a más de uno y de dos de los supuestos favoritos a la AFC, y eso siempre es una buena noticia.

Pero si hay problemas en otras ciudades

Pero, a la vez que Houston es la buena noticia de la semana, tenemos que hablar de las cosas malas, y en concreto del entrenador que peor desempeño está sacando de su equipo. Que alguien saque a Arthur Smith de un ataque repleto de talento y que tiene menos creatividad que un dibujo que pueda realizar yo mientras escribo este artículo. Robinson, London, Pitts, Jonnu Smith…. Y el plan es conseguir menos de 20 puntos de forma regular por no ser agresivos en la pelea por un QB de un nivel superior y por la incapacidad manifiesta de Smith para conseguir hacer algo similar a una ofensiva. Lo siento mucho pero ahora mismo Arthur debe ser despedido exactamente el día después de que acabe la temporada de los Falcons, antes incluso que Brandon Staley.


La otra nota negativa son los Packers, los cuales siguen cayendo en un año durísimo y con la sensación de que el ataque va empeorando semana a semana. Contra los Steelers (y asumiendo el error arbitral en el lateral no pitado), el ataque volvió a dar muestras de no ser capaz de tener planes para superar a una buena defensa y la derrota deja los Playoffs en prácticamente una quimera. El equipo de LaFleur se está alejando cada vez más de sus rivales divisionales como Vikings y Lions, y un partido como el de este fin de semana era ideal para intentar revertir el vuelo, algo que ya consiguieron el año pasado aunque se quedasen cortos en la última semana de temporada regular.

Y finalmente hay que hablar de los Patriots para reconocer que me he quedado sin palabras. Es muy complicado ver a un equipo peor de lo que vimos en Alemania y encima con la sensación de que no tiene solución posible. La falta de talento en todas y cada una de las posiciones de la ofensiva es dramática y encima Bill O’Brien tampoco ha conseguido resolver con creatividad alguno de los defectos del equipo. Sentar a Mac Jones para poner a Bailey Zappe en un drive final para intentar remontar es el culmen del caos en el que ha caído la mayor dinastía de este siglo. Yo no sé cual es la solución y tengo muchísimas dudas de que el futuro vaya a ser mejor para New England hasta que no cambien muchas cosas. Y el drama, es que por primera vez tengo incluso dudas de que Belichick pueda reconducir la situación. Son días extraños y desconocidos en Patriots, algo que no habían vivido en dos décadas completas.

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Por Santiago Tomasi


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